Con nueve goles por debajo a falta de catorce
minutos, el conjunto polaco nunca dejó de creer, a pesar de tener el encuentro
prácticamente perdido ante el equipo húngaro. Pero una remontada histórica de
los pupilos de Talant propició un final que pocos esperaban, con un giro de
acontecimientos al alcance de las mentes más retorcidas. Tras forzar el Kielce
una prórroga (29-29) a falta de dos segundos, el guión siguió ganando en
emoción y suspense, más aún después de lograr Ugalde in extremis el empate (35-35)
que llevaría la lucha
por el título a la tanda de penaltis por vez primera en esta competición con
este formato.
DANIEL Y PABLO